No soy fruto de la imaginación de nadie. No soy la mejor, ni la peor. No soy normal. Tampoco soy rara. Bueno, un poco sí, pero dejémoslo en especial.
Si no me entiendes, es porque no quieres. Si no me oyes, escúchame. Si quieres dictar mis reglas, hazlo, no te prometo que vaya a seguirlas. Si quieres conocerme, inténtalo.
No soy alguien, no soy nadie. Sólo una persona. Pero soy única. Y el que quiera entenderme, que me entienda.
Nos sorprendemos el uno al otro con cualquier tontería, es lo que nos hace especiales, lo que hace que cada día que me levanto la persona en la que primero pienso sea en ti.
No me hace falta que estés sentado a mi lado. O que al despertar te vea dormido, cerca de mí. O que todos esos momentos imaginados no sean reales. Porque cada vez que sé que te quiero, estoy más segura.
Se dió cuenta de que la vida no era eso, la vida es caer y levantarse, y volverse a caer y volver a levantarse; la vida es alegrarte los viernes y joderte los lunes, y abrazarte a quien te abrace y a quien no te abrace pues no te abrazas y punto, y no pasa nada.
+ ¿Aún no te has dado cuenta que no puedo vivir sin ti?
-Sé que puedes vivir sin mí, lo haces constantemente.
+Mientes. Existes, y estás en mi mente, en mi alma. Siempre pienso en ti. Eso es vivir contigo, a tu lado.
-Me sorprendes. Nunca... nadie me dijo algo así.
+Es lógico. Nadie puede quererte como yo.
- ¿Cómo estás tan segura?
+Lo estoy, y punto. Ahora sólo queda que te des cuenta tú.
