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miércoles, 16 de febrero de 2011

Simplemente quería decirte algo.


- ¿Sabes? Creo que nunca me había sentido tan bien-. confesé, colocándome un mechón de pelo tras la oreja.
Me sonrió, feliz.
- Yo tampoco. Es como si todo se hubiese desvanecido y creado de nuevo. Nunca pensé que llegaría a decírtelo de esta manera, pero te quiero.
Me sorprendió. No el hecho de que me quisiese, sino la forma en la que me la dijo.
- ¿Por qué no? -pregunté, curiosa.
Esbozó una preciosa sonrisa, su sonrisa.
-Porque siempre pensé que éramos diferentes, distintos. Y las personas normales suelen utilizar el "te quiero" para decirse que se quieren -me explicó.- Siempre pensé que te lo diría de otra manera.
Era algo sin sentido, pero creo que todo había perdido el sentido. Ahora la única ley era la locura.
-A veces no está mal ser normales. Si no fuésemos un poco normales, no podríamos enamorarnos.
Sonreí, y me besó en los labios. De nuevo, aquella cálida sensación, sus brazos arropándome en el frío de la noche.
-Por ti me convertiría en algo diferente, te lo quería decir de otra manera, de hecho diferente. Pero no puedo, no me salen las palabras.
Me reí un poco, y ésta vez me lancé. Lo besé con dulzura, con ternura, un beso para no olvidar.
-Ya eres diferente. Pero nada puede sustituir el "te quiero".
Me dedicó la sonrisa que tanto me gustaba.
-Te quiero -me susurró.


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